¿Tienes un presupuesto… o una lista de deseos?
Ese archivo olvidado podría estar saboteando tu negocio
Si haces una lista del mercado y anticipas cuánto vas a gastar, es más probable que no te salgas de lo planeado.
También es más fácil tomar decisiones si algún producto sube de precio.
¿Y si vas sin plan?
Vas cogiendo todo, llegas a la caja y te das cuenta de que te pasaste por mucho.
Lo peor es que ya es tarde para corregir.
Esto mismo pasa en las empresas.
No importa el tamaño: el presupuesto guía las decisiones.
Y no me refiero solo a empresas que apenas están empezando.
Esto le pasa también a negocios que ya facturan, pero no tienen claridad sobre lo que pueden —o no pueden— hacer con su dinero.
Cuando se hace bien, puede generar tres cosas muy valiosas:
✅Protección ante riesgos.
✅Capacidad para aprovechar oportunidades.
✅Flujo de caja más sano, porque se anticipan ingresos y gastos.
Cuando no hay claridad, no hay confianza.
Ni para tomar decisiones. Ni para crecer con seguridad.
Tener un plan, hacerle seguimiento y definir responsables cambia todo.
Te permite ajustar, anticiparte y tomar decisiones con criterio.
Imagina que llega abril y aparece una oportunidad de colaboración con un cliente.
Requiere una inversión en marketing.
Vas con tu equipo y preguntas cuánto tienen disponible.
Abren el archivo que llegó por correo en enero.
—“Este… pues aquí dice que $10,000”.
No lo dicen con seguridad.
Dudan.
Les preguntas si están seguros.
Te dicen que no lo saben.
Empiezan a buscar.
Y tres horas después, siguen sin poder responderte con certeza.
No saben si ese dinero existe… o no.
Y tú, caminando de un lado a otro, piensas:
“¿Ahora qué vamos a hacer, demonios?”
Ya buscaste en otros espacios del presupuesto y nada cuadra.
Nadie sabe qué pasa.
La única salida que ves es sacar ese dinero del flujo de caja o pedir un préstamo.
Todo eso se pudo haber evitado.
Con un presupuesto real.
Uno vivo. Con seguimiento.
Que te diera claridad y tranquilidad.
¿Qué puedes hacer desde ya?
Aquí van 5 pasos que me han funcionado a mi y puedes implementar para que tu presupuesto deje de ser un adorno y empiece a sumar:
Asigna responsables.
Que alguien lo revise, lo actualice y lo viva cada mes.Revisa mensualmente.
¿Se está cumpliendo? ¿Por qué sí o por qué no?
No esperes a fin de año.Haz cruces operativos.
El presupuesto no es solo contabilidad, debe reflejar lo que está pasando en la operación.Ajusta a la realidad.
Un presupuesto que no se mueve es inútil.
Actualízalo según nuevos proyectos, ingresos o gastos no previstos.Hazlo visible.
Que no esté guardado en un correo de enero.
Usa herramientas colaborativas y dale acceso al equipo relevante.
Un presupuesto bien hecho no es una camisa de fuerza.
Es lo que te da argumentos cuando te enfrentas a imprevistos.
Lo que hace que no tengas que improvisar cada vez que hay una decisión grande sobre la mesa.
El presupuesto no esta solo para cumplirse sino para que el negocio funcione.
Y si quieres algo más que una lista de deseos, fortalecer tus finanzas y blindar tu negocio ante lo que venga, aquí podemos empezar a hablar.
Si te ha gustado me ayudarías mucho si compartes esta edición o recomiendas la newsletter.
¡Hasta la próxima! 👋
Edgar Luna