“No tengo tiempo para pensar en estrategia”
Y si eso es cierto… es justo por lo que necesitas hacerlo
Cuando estás sobreviviendo, todo lo que no es urgente parece un lujo.
El tiempo no es el problema (aunque lo parezca).
Decir que no tienes tiempo para pensar en estrategia porque estás apagando fuegos suena lógico.
Y no te voy a decir que no sea cierto.
Es verdad.
No hay espacio para pensar cuando estás en modo reacción.
Pero piensa en esto:
¿Alguien que está huyendo de un tigre se detendría a planear?
Por supuesto que no.
La diferencia es que tú no estás siendo perseguido por un tigre real.
🔴Te persiguen los correos.
🔴Los clientes que esperan respuestas.
🔴Los proveedores que exigen pagos.
🔴El contador que te pide un archivo que no encuentras.
Y luego… tu vida personal. A la que tampoco logras llegar.
Entonces, ¿en qué momento te vas a sentar a pensar en una estrategia?
Parece imposible.
No lo es.
Pero lo postergas.
Dices “cuando baje la carga”, “cuando cierre este proyecto”, “cuando tenga un rato”.
Y ese rato nunca llega.
Pasa un mes. Luego otro. Y sigues igual.
En el fondo, sabes que no puedes seguir así… pero no sabes cómo parar sin que todo se venga abajo.
Si no tienes tiempo, ahí está la señal de que algo anda mal
El problema no es que falte tiempo.
Es que el poco que tienes se está yendo en lo que grita más fuerte.
Y eso no siempre es lo más importante.
Correr todo el tiempo no es señal de éxito.
Es señal de desorden.
Y ese desorden no se arregla con más esfuerzo.
Se arregla con dirección.
Pero claro, para eso necesitas parar. Aunque sea un poco.
¿Y cómo paras cuando el tigre te persigue?
Te subes al árbol más cercano.
No para escapar.
Para ganar perspectiva.
Respiras.
Y desde ahí, puedes ver hacia dónde correr, en vez de hacerlo en círculos.
Ese momento, en una empresa, se llama: tomar control.
Pides lo básico:
✔️Presupuesto.
✔️Flujo de caja.
✔️Estado de resultados.
Preguntas quién es responsable de qué.
Y si nadie sabe responder…
Entonces no es un tema de tiempo. Es un tema de estructura.
He trabajado con empresas donde nadie sabía cuánto costaba realmente operar una línea de producto.
O en qué semana el flujo de caja se ponía tenso.
No porque no les importara.
Sino porque nadie se había tomado el tiempo de sentarse y ordenar la información.
Cuando lo hicieron, dejaron de adivinar. Y empezaron a decidir.
No hacer nada también es una decisión
Y lo que muchas veces no se dice es que no decidir, también desgasta.
Cada día que sigues apagando fuegos, refuerzas una cultura que depende del caos.
Y eso termina por pasar factura. A ti. A tu equipo. Al negocio.
Hay quienes prefieren seguir como están porque cambiar implica incomodarse.
Porque sumar al equipo, definir roles y pedir claridad suena a más trabajo.
Y lo es.
Durante un mes, tal vez dos, todo se aprieta.
Pero después… algo pasa.
Respiras distinto.
✅Dejas de correr cada mes por lo mismo.
✅Tu equipo sabe qué hacer sin que todo dependa de ti.
✅Tus decisiones ya no son una apuesta.
✅Tienes dirección.
Y ahora las conversaciones cambian.
Ya no todo es urgencia.
Hay espacio para hablar de futuro.
De crecimiento con base real.
He visto dueños que, después de años cargando con todo, sienten que se quitaron piedras enormes de encima.
Por primera vez en mucho tiempo, caminan más ligeros.
No porque los problemas desaparecieron, sino porque ahora tienen estructura y dirección.
🔍 ¿Sientes que estás corriendo sin rumbo y necesitas recuperar el control financiero de tu empresa?
Agenda una sesión estratégica gratuita conmigo. Revisaremos juntos tu situación actual y definiremos un primer paso para crear orden, claridad y estructura en tu operación financiera.
Esto no es utopía. Es trabajo bien hecho
✅Tu proveedor confía más.
✅Tus clientes sienten la diferencia.
✅El ambiente mejora.
✅Tú estás menos reactivo.
Y la empresa empieza a crecer con visión, no con urgencia.
Vi cómo algunos empresarios que se estaban ahogando…
En cuestión de semanas, por fin vuelven a tener los pies sobre tierra firme.
¿Por qué?
Porque por primera vez dejaron de improvisar.
Y empezaron a planear con datos, con procesos, con intención.
Lo más difícil es empezar.
Pero una vez que pones orden, lo demás es ajuste.
Mes a mes. Trimestre a trimestre.
Se vuelve parte del ritmo del negocio.
Y créeme, la sensación de tener claridad, control y paz mental no la vas a querer cambiar por nada.
¿Estás sobreviviendo, pero sabes que necesitas algo más?
Si es así, aquí podemos empezar a hablar de cómo crear espacio para lo importante, recuperar claridad en medio del caos y permitir que tu empresa crezca con intención, no por inercia.
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¡Hasta la próxima! 👋
Edgar Luna